5 mitos sobre el aprendizaje de idiomas

Hay por ahí muchas campañas de marketing que nos ofrecen métodos milagrosos para aprender un idioma. Lo queremos todo, lo queremos ya, queremos pagar poco o nada y aprender de una forma un tanto mágica. No es que los métodos no puedan ser útiles, pero en parte se aprovechan de la buena voluntad de gente desesperada por aprender un idioma por motivos laborales.

En esta vida todo lleva tiempo, y aunque en el mundo de las ventas se tiende a destacar sólo los puntos positivos, conviene ser realistas para no engañar a nadie. Por eso en esta entrada vamos a intentar "destripar" algunos de estos mitos que se han instalado sobre el aprendizaje de idiomas.

1. Se puede aprender sin esfuerzo y en poco tiempo

Mucha gente quiere apuntarse a un curso de idiomas y que hagan un milagro con él. Y te somos sinceros: aprender idiomas en el extranjero y con un profesor multiplica tus posibilidades de aprendizaje. Al aumentar el tiempo de exposición a la lengua que estás aprendiendo, tu oído se va acostumbrando y tu speaking mejora considerablemente.

Pero siempre hace falta un poco de esfuerzo, no aprendemos por "ciencia infusa", ni sirve de nada ir al extranjero y estar todo el día entre españoles, con unos conocimientos de inglés limitados, hablando todo el tiempo en español.

2. Ir a una escuela de idiomas es suficiente

Creemos que la clave de todo está en las clases. No es así. Las clases son como una dinámica de grupo. Allí pones en práctica cosas junto a otras personas que están aprendiendo lo mismo de tú. Más despacio que en la vida real y con más calma. Pero el objetivo de lo que estáis haciendo no está entre esas cuatro paredes. La clave está en la vida cotidiana, en el día a día, en la vida. E

l idioma es un medio, un instrumento de comunicación entre personas. Se disfruta en sí mismo, vale, pero hay que ponerlo en práctica fuera de circunstancias prefabricadas, de los momentos enlatados. Estudiamos un idioma por algún motivo: por las amistades, por el amor, por hacer viajes, por el trabajo, por lo que sea.

3. Sólo tengo que aprender un determinado número de palabras

Algunos piensan: "Para aprender inglés hay que saber 1000 palabras". O "3500 palabras". O el límite que ellos mismos se ponen para definir lo que consideran "saber inglés", algo un poco abstracto. Nuestro objetivo es expresarnos como un nativo. Pero, ¿de qué nativos estamos hablando? Igual que pasa con el español, hay gente que se expresa con una riqueza de vocabulario apabullante y hay otros que siempre usan los mismos términos.

La realidad es que todo eso de 1000, 2000, 3000 palabras son estimaciones para saber qué nivel del idioma tenemos más o menos. Pero más importante que conocer palabras sueltas, o saber unas determinadas palabras, es conocer el vocabulario que NOS VA A VALER en nuestra vida real. Si eres ingeniero, lee artículos de ingeniería. Si te dedicas a la hostelería, aprende vocabulario de hostelería. Si eres médico, de medicina. Si resulta que en el ámbito en el que te vas a mover es el de los negocios, necesitas tener unos conocimientos técnicos (el Business English).

Por ejemplo, alguien puede pensar que con 3000 palabras tienes un conocimiento general del inglés a nivel de conversación. Pero en tu día a día seguro que pasas mucho tiempo hablando sobre temas muy específicos que tienen que ver con lo tuyo. Y eso no te lo van a incluir en un método mágico de "aprenda inglés con 1000 palabras". Así que más que concentrarse en el "número de palabras", lo importante es que aprendas el vocabulario que más te vaya a servir luego en la vida real, especialmente en tu trabajo, a lo que le dedicarás unas 40 horas semanales a lo largo de tu vida.

4. Cuando aprendes 1000 palabras, ya está todo hecho.

Mentira. Ni siquiera cuando aprendes 3000. ¿Te sorprende lo que estoy diciendo? No creas que estamos relativizándolo todo. Si consigues aprender 4000 palabras en inglés o en alemán y además sabes utilizarlas y pronunciarlas adecuadamente, magnífico, oye. Tienes un nivel muy alto de ese idioma. Pero eso no significa que no se te vaya ya a olvidar nunca nada en la vida si luego te pasas 10 años sin practicarlo.


Lo que no se recuerda, se olvida. Así funciona la memoria humana. ¿Te acuerdas de todo, todo lo que estabas estudiando hace 10 años? ¿Verdad que sólo te acuerdas de las cosas que has continuado haciendo en el tiempo, mientras que algunos conocimientos se te olvidan unos días después del examen?

Nunca te confíes; no se trata de llegar a la cima como si se tratara de subir una montaña. El aprendizaje debe ser continuo. Yo todavía sigo aprendiendo español, y eso que es mi idioma natural. ¿Cuánto más con un idioma que no es el que aprendí cuando era pequeño?

5. El truco está en encontrar el "método de aprendizaje adecuado". 


Error imperdonable. No todos aprendemos de la misma forma. Unos tienen más memoria visual y otros más auditiva. Unos se motivan fácilmente y otros enseguida lo dejan. Hay algunos que necesiten tener un profesor de carne y hueso delante, o unos amigos nativos que le ayuden a estudiar. Otros por su cuenta y en poco tiempo son más lanzados y lo consiguen rápidamente.

¿Qué quiero decir con esto? Que te olvides de los que te venden "el método". El método que le ha valido a determinadas personas, aunque se ajuste mucho a sus esquemas de aprendizaje, no tiene por qué valerle a otra persona con un carácter y unas características distintas. Se ha hecho una inferencia precipitada, una generalización falsa. "Como yo aprendí inglés así, eso significa que éste es el método correcto". Pues no.

¿Estás de acuerdo con estos mitos sobre el aprendizaje de idiomas? Deja tu opinión en los comentarios.