Queridos españoles por el mundo:
Dirijo esta carta a todos vosotros, jóvenes y adultos, que una vez decidisteis perder el miedo a lo desconocido y os marchasteis lejos de vuestro hogar. Fuisteis a Japón, a China, a Alemania, a La India, a la República de Irlanda o algún misterioso rincón de nuestro planeta que sólo vosotros conocíais. Muchas veces os habréis encontrado con muchas incomprensiones e inconvenientes por el camino. Encontrarnos a nosotros mismos a veces requiere el pago de un alto precio, y no siempre monetario.
Algunos se fueron sólo con una maleta y un puñado de esperanzas en el bolsillo; los ahorros de una vida. Unos ya teníais trabajo, otros lo encontrasteis al llegar allí y muchos os ganasteis la vida poniendo hamburguesas, repartiendo publicidad o haciendo de pinche de cocina hasta que encontrasteis algo de lo vuestro. Unos tuvisteis la suerte de estableceros en el extranjero y otros, a los pocos meses, tuvisteis que volver a casa porque no todo era tan fácil.
Es posible que muchas veces os hayáis sentido solos. Cuando notáis que os falta vuestra familia, vuestros amigos en España y el nostálgico recuerdo de pasear por las calles que os vieron nacer y crecer. Pero en su falta, habéis encontrado otra familia, otro grupo de amigos del que ya no os separaríais: irlandeses, franceses, americanos, canadienses, indios, polacos, belgas, australianos. Algunos, incluso, se han enamorado. Caras sonrientes que ahora hablan de ti como si hubieras estado siempre entre ellos.
A veces desde España se considera como una tragedia que los jóvenes hagan las maletas y se vayan a Francia, a Alemania, a Inglaterra o a la China. Y los políticos se atizan unos a otros echándose la culpa de que los jóvenes abandonan el país y dejan de cotizar en España. Es una tragedia, desde luego, si no te quieres ir. Es cierto que muchos se han ido por necesidad. Porque no había trabajo en España y había que buscarse las habichuelas en el extranjero.
Pero no es ninguna tragedia vivir en el extranjero, adquirir experiencias, echar currículos, buscarse la vida, enamorarse, aprender inglés y adquirir un conocimiento de la vida que no nos darían en ningún sitio. Demostrar que los españoles también podemos hacer muchas cosas cuando queremos. Aprender a decir "Nice to meet you" a personas de otro color de piel y tomar unas cervezas con los alemanes en la Oktoberfest a la exclamación de "Prost!". Descubrir lugares maravillosos que no vamos a encontrar en la puerta de nuestra casa.
Quizás no todos sean ingenieros, médicos o informáticos que hayan gradudado en grandes universidades norteamericanas, ni los fichen en grandes multinacionales de Estados Unidos. No todos tienen suerte y muchos ven que sus expectativas no se correspondían con la realidad. Siempre se pueden tomar precauciones para aumentar las probabilidades de éxito, pero estamos sujetos a incertidumbre.
Y sin embargo, cuando a muchos jóvenes de los que se han ido a vivir a Inglaterra, a Irlanda y a otros países mucho más lejanos, les preguntas con cierto aire de nostalgia: "¿Volverías a España?". Ellos casi siempre te responden, con un reflejo melancólico en la mirada: "Yo estoy bien aquí. Ya no volvería".
Gracias a todos los que un día decidisteis poner un pie fuera y demostrasteis a la gente que salir al extranjero no es ninguna tragedia, sino más bien un paso más en la vida que todos debemos dar. Incluso para algunos, una liberación. Ir a vivir fuera y conocer unas culturas diferentes a la tuya, con una lengua distinta, es una experiencia que te enseña, te curte, te fortalece como persona y te hace tener las ideas mucho más claras. Vuelves hablando un idioma nuevo y nuevas ganas de enfrentarte a la vida.
Gracias a todos los españoles que un día decidisteis iros fuera, quizás por un año, quizás por una vida, pero que disteis el paso al frente y nos demostrasteis que sí se puede. No dejéis que os retengan en España si vuestro destino está en otra parte. Lo comprenderemos. Y si sentís una inmensa pena por las cosas que dejasteis, os recibiremos igualmente con los brazos abiertos. Lo importante es que os escuchéis a vosotros mismos y no los prejuicios disfrazados de consejos.
Españoles por el mundo: mantened siempre la ilusión, pero ayudadnos a tener los pies en la tierra. Tenéis toda una colección de experiencias que contar. Hoy hay muchos que quieren hacer lo que vosotros hicisteis.

Algunos se fueron sólo con una maleta y un puñado de esperanzas en el bolsillo; los ahorros de una vida. Unos ya teníais trabajo, otros lo encontrasteis al llegar allí y muchos os ganasteis la vida poniendo hamburguesas, repartiendo publicidad o haciendo de pinche de cocina hasta que encontrasteis algo de lo vuestro. Unos tuvisteis la suerte de estableceros en el extranjero y otros, a los pocos meses, tuvisteis que volver a casa porque no todo era tan fácil.
Es posible que muchas veces os hayáis sentido solos. Cuando notáis que os falta vuestra familia, vuestros amigos en España y el nostálgico recuerdo de pasear por las calles que os vieron nacer y crecer. Pero en su falta, habéis encontrado otra familia, otro grupo de amigos del que ya no os separaríais: irlandeses, franceses, americanos, canadienses, indios, polacos, belgas, australianos. Algunos, incluso, se han enamorado. Caras sonrientes que ahora hablan de ti como si hubieras estado siempre entre ellos.
A veces desde España se considera como una tragedia que los jóvenes hagan las maletas y se vayan a Francia, a Alemania, a Inglaterra o a la China. Y los políticos se atizan unos a otros echándose la culpa de que los jóvenes abandonan el país y dejan de cotizar en España. Es una tragedia, desde luego, si no te quieres ir. Es cierto que muchos se han ido por necesidad. Porque no había trabajo en España y había que buscarse las habichuelas en el extranjero.
Pero no es ninguna tragedia vivir en el extranjero, adquirir experiencias, echar currículos, buscarse la vida, enamorarse, aprender inglés y adquirir un conocimiento de la vida que no nos darían en ningún sitio. Demostrar que los españoles también podemos hacer muchas cosas cuando queremos. Aprender a decir "Nice to meet you" a personas de otro color de piel y tomar unas cervezas con los alemanes en la Oktoberfest a la exclamación de "Prost!". Descubrir lugares maravillosos que no vamos a encontrar en la puerta de nuestra casa.
Quizás no todos sean ingenieros, médicos o informáticos que hayan gradudado en grandes universidades norteamericanas, ni los fichen en grandes multinacionales de Estados Unidos. No todos tienen suerte y muchos ven que sus expectativas no se correspondían con la realidad. Siempre se pueden tomar precauciones para aumentar las probabilidades de éxito, pero estamos sujetos a incertidumbre.
Y sin embargo, cuando a muchos jóvenes de los que se han ido a vivir a Inglaterra, a Irlanda y a otros países mucho más lejanos, les preguntas con cierto aire de nostalgia: "¿Volverías a España?". Ellos casi siempre te responden, con un reflejo melancólico en la mirada: "Yo estoy bien aquí. Ya no volvería".
Gracias a todos los que un día decidisteis poner un pie fuera y demostrasteis a la gente que salir al extranjero no es ninguna tragedia, sino más bien un paso más en la vida que todos debemos dar. Incluso para algunos, una liberación. Ir a vivir fuera y conocer unas culturas diferentes a la tuya, con una lengua distinta, es una experiencia que te enseña, te curte, te fortalece como persona y te hace tener las ideas mucho más claras. Vuelves hablando un idioma nuevo y nuevas ganas de enfrentarte a la vida.
Gracias a todos los españoles que un día decidisteis iros fuera, quizás por un año, quizás por una vida, pero que disteis el paso al frente y nos demostrasteis que sí se puede. No dejéis que os retengan en España si vuestro destino está en otra parte. Lo comprenderemos. Y si sentís una inmensa pena por las cosas que dejasteis, os recibiremos igualmente con los brazos abiertos. Lo importante es que os escuchéis a vosotros mismos y no los prejuicios disfrazados de consejos.
Españoles por el mundo: mantened siempre la ilusión, pero ayudadnos a tener los pies en la tierra. Tenéis toda una colección de experiencias que contar. Hoy hay muchos que quieren hacer lo que vosotros hicisteis.